Unterrichtskonzeption. Adressaten.

Mein Sprachunterricht ist grundsätzlich offen für jeden deutsch- bzw. spanischsprechenden Menschen ab dem elften Lebensjahr, der dazu bereit ist, sich mit der Freude des Lehrers und dessen Liebe zur spanischen bzw. deutschen Sprache anstecken zu lassen. 

 

Er beinhaltet  in erster Linie die Sprachfertigkeiten auf der tragfähigen Grundlage der damit verbundenen Kenntnisse. 

 

1. Zum Erwerb von Sprachkenntnissen

 

Die Sprachkenntnisse gliedern sich, grob gesagt, in Grammatik und Wortschatz.  

 

Bei der Vermittlung von Wortschatz liegt es mir sehr an der Gehirngerechtigkeit der Methoden, bei welcher die Augen, die Ohren,  die Hände, der Mund, die Vernunft und die Gefühle des Lernenden mit einbezogen werden müssen – manchmal auch der ganze Körper; denn ihr Einsatz führt tatsächlich zu den besten Ergebnissen, indem sie synergetisch zusammenarbeiten. Das Sicheinprägen einer lexikalischen Einheit erfordert zudem Wiederholungen, die zu bestimmten Zeiten vorgenommen werden müssen. Das missachten etliche Sprachlehrer. 

 

Die Grammatik ist ein ebenso wichtiger Bestandteil des Unterrichts, bei dem ich dennoch hinsichtlich des Sprachgebrauchs und der Vorgehensweise einen Unterschied zwischen den analytischen und den eher intuitiven Schülern zu machen suche. Während diese dessen fähig sind, die Strukturen in den Griff zu bekommen, ohne sich deren völlig bewusst zu werden oder mindestens lange darüber nachzusinnen, finden jene Gefallen daran, sie unter die Lupe zu nehmen und verlangen im Extremfall nach einer linguistischen Bezeichnung bzw. Beschreibung zu jedweder grammatischen Erscheinung. Diese Polarität verkörpert sich mit vielen Nuancen in der immensen Vielfalt der Lernenden. 

 

In meinem Unterricht bin ich bestrebt, mit diesen verschiedenen Lernausprägungen richtig umzugehen, dabei ist die Rückmeldung des Schülers sehr wichtig.

 

2. Zu den Sprachfertigkeiten. 

 

Unter dem Stichwort Hören wird die passive Fähigkeit, einen gesprochenen Text mitzubekommen, verstanden. Das entsprechende aktive Vermögen wird Sprechen genannt. 

 

Texte werden aber nicht nur gesprochen und gehört, was über die Sprechorgane und das Gehör zustande gebracht wird, sondern auch geschrieben und gelesen. Dabei wird von den Händen und den Augen Gebrauch gemacht. Während Schreiben eine produktive Fähigkeit ist, muss Lesen als ein rezeptives Vermögen betrachtet werden.

 

In unserer Zeit spricht man auch noch zu Recht von einer fünften, interaktiven Sprachfertigkeit, nämlich von derjenigen, die den Benutzer dazu befähigt, ein Gespräch zu führen. In einer solchen Situation muss jeder Gesprächsteilnehmer sofort verstehen, was ein anderer eben gesagt hat, und im Gespräch sofort einen eigenen Beitrag leisten, durch den es weitergeführt werden kann. Daran sind die zwei Grundfähigkeiten der gesprochenen Sprache beteiligt, Hören und Sprechen, letzteres aber auf eine Art und Weise, die sich nicht in einem Monolog erschöpfen. 

 

Die Entwicklung dieser fünften Fertigkeit bedarf auch der Übung. 

 

Mein Sprachunterricht ist im Prinzip dafür konzipiert, dass der Lernende sich harmonisch in allen Sprachfertigkeiten entfaltet. Mir dessen bewusst, dass die Menschen aus den unterschiedlichsten Gründen Deutsch bzw. Spanisch lernen wollen und - damit zusammenhängend - verschiedene Lernziele haben können, habe ich aber nichts dagegen, dass die Entwicklung einiger Fertigkeiten in den Hintergrund rückt.

 

Aus den gleichen Gründen kann meine Unterweisung die spezifischen Bedürfnisse des Lernenden wahrnehmen, seien sie mit der Sekundär- oder der Hochschule, mit dem Beruf oder auch mit der Freizeit verbunden. Dabei gilt meine Allgemein- und Fachbildung, die zwar breit gefächert, aber nicht allumfassend ist, als einzige Einschränkung. 

 

Sollte der Schüler sehr gut sprechen können  und somit bei den Einheimischen Bewunderung hervorrufen wollen, würde ich systematischer an der Aussprache arbeiten, was nicht nur die Segmentalia, das heißt in erster Linie die Aussprache jedes Lautes, sondern auch die Suprasegmentalia umfasst. Unter diesem Lehnwort aus dem Lateinischen verstehen Sprachwissenschaftler Aspekte wie den Rhytmus und die Intonation, die den gesamten Satz betreffen. 

 

Erfahrungsgemäß halte ich die Einstellung vieler Sprachlehrer, die ein blindes Vertrauen auf die Fähigkeit des Lernenden setzen, das Vorgesprochene durch bloße, unaufmerksame Nachahmung richtig nachzusprechen, für falsch und leichtsinnig, insofern sie im vollen Maße nur im Kind vorhanden ist. Nach der Pubertät fängt sie schon nachzulassen an. Wenn der Lernende sich schon im jugendlichen, mittleren, fortgeschrittenen oder vorgerückten Alter befindet, muss ihn der Lehrende zuerst auf den Klang und dann sogar auf die Artikulation aufmerksam machen. 

 

Wird das alles außer Acht gelassen, kranken die mündlichen Fertigkeiten des Schülers des Öfteren an einer schlechten Aussprache, was eine reibungslose Kommunikation mit den Einheimischen verhindert und unter anderen wohl  Integrationsschwierigkeiten im fremden Land zur Folge haben kann. 


 

Concepción de la enseñanza. Destinatarios

Mis clases de idiomas están, en principio, abiertas a todo hablante de una de las dos lenguas alemán y español cuya edad sea superior a los diez años y que esté dispuesto a dejarse contagiar por la alegría del profesor y su amor por ellas.

 

Su objetivo es, en primer término, el desarrollo de las destrezas lingüísticas sobre la firme base de los conocimientos del idioma. 

 

1. De la adquisición de conocimientos lingüísticos.

 

Abarcan estos, dicho grosso modo, la gramática y el vocabulario.

 

Al transmitir el vocabulario otorgo mucha importancia a que la mente lo pueda asimilar, para lo cual los ojos, los oídos, las manos, la boca, el raciocinio y la afectividad del aprendiente han de ser tenidos en cuenta – ¡incluso a veces todo el cuerpo! En efecto, su intervención conjunta, sinérgica,  conduce a los mejores resultados. La memorización de una unidad léxica requiere, además, de repeticiones que han de realizarse en distintos momentos, lo cual descuidan no tan pocos profesores de idiomas. 

 

La gramática constituye igualmente una parte importante de las clases, en las que, no obstante, procuro hacer una distinción, en lo referente al uso del lenguaje y a la manera de proceder, entre los alumnos analíticos y los intuitivos. Mientras que éstos son capaces de aprehender estructuras sin tomar plena consciencia de ellas o, al menos, reflexionar largo tiempo sobre las mismas, aquéllos se complacen en examinarlas en todo su detalle, exigiendo en caso extremo una denominación o descripción lingüísticas para todas y cada una de las manifestaciones gramaticales. Esa polaridad se encarna con muchos matices en la inmensa variedad de aprendientes.

 

En su beneficio, pongo mi empeño en el correcto desenvolvimiento con esas diversas personalidades, en lo cual es importante la retroalimentación que proporciona el alumno. 

 

2. Sobre las destrezas lingüísticas.

 

Se usa la palabra oír para designar la capacidad pasiva de entender un texto hablado. La facultad activa correspondiente se denomina hablar.

 

Pero los textos no solamente se hablan y se oyen, lo cual se lleva a cabo merced a los órganos de fonación y del oído, sino que también se escriben y se leen. Mientras que escribir constituye una capacidad productiva, leer debe considerarse una facultad receptiva. 

 

Actualmente se habla, no sin razón, de una quinta destreza, de carácter interactivo, a saber, de aquélla que capacita al usuario a mantener una conversación. En tal situación, el contertulio tiene que entender inmediatamente lo que el otro acaba de decir, así como aportar, con la misma inmediatez, una contribución al diálogo. En éste intervienen, entonces, las dos capacidades básicas de la lengua hablada, esto es, oír y hablar, con la salvedad de que la segunda de ellas lo hace de una manera bien diferente.

 

El desarrollo de esa quinta destreza necesita también de la práctica.

 

Mi enseñanza está concebida en principio para que el aprendiente desarrolle armónicamente todas las destrezas. Pero, consciente de que las personas desean aprender alemán o español por los motivos más variados, y que, en relación con ellos, puedan tener distintos objetivos, no tengo nada en contra de que el despliegue de algunas de ellas pase a un segundo plano.  

 

Por las mismas razones, mi enseñanza puede hacerse cargo de las necesidades específicas de los alumnos, estén ligadas éstas ya con la enseñanza secundaria o superior, ya con la profesión o el ocio. La única limitación es la de mis formaciones general y especializada, las cuales no abarcan todos los campos, por más que no dejen de ser muy diversificadas.

 

En caso de que el alumno quisiera saber hablar muy bien y así despertar la admiración de los nativos, trabajaría aún más sistemáticamente en la pronunciación, la cual abarca no solamente lo segmental, esto es, en primer término, la pronunciación de cada sonido articulado, sino también lo suprasegmental. Este cultismo lo usan los lingüistas para referirse al ritmo y la entonación, los cuales conciernen a la oración en su totalidad. 

 

En la medida en que ya empieza a declinar después de la pubertad,  considero equivocado y despreocupado - es mi experiencia la que me permite emitir este juicio-, el punto de vista de muchos profesores de idiomas, que confían ciegamente en la capacidad del aprendiente de repetir correctamente lo que se les dice por medio de la sola imitación, sin prestar éste ni siquiera la debida atención. Si el alumno está ya en la juventud, en la adultez, en la vejez o en la senectud, el enseñante ha de llamarle la atención sobre el sonido y, a continuación, incluso, sobre los aspectos articulatorios. 

 

Si todos estos aspectos se descuidan, las destrezas orales del alumno adolecen con mucha frecuencia de una mala pronunciación, lo cual impide una comunicación libre de interferencias con los nativos y puede muy bien traer consigo dificultades de integración en el país extranjero, entre otras cosas.